Bienvenidos a este espacio promovido por Cycle System. Cada semana tendremos una entrada en donde analizaremos temas relacionados al sector energético. Es un espacio de difusión de conocimiento, de intercambio de opiniones y de retroalimentación por parte de los lectores. Opinen, participen y suscríbanse a este espacio.
La energía es un recurso imprescindible para el crecimiento y el desarrollo de nuestra sociedad. Esto genera que cada día haya una demanda creciente de energía, algunas proyecciones indican que la demanda energética aumentara en un 1,8% anualmente hasta el año 2030 (Banco Mundial, 2019), por lo cual es indispensable encontrar formas de suplir esta demanda. No obstante, para que se pueda satisfacer esta demanda de energía, es necesaria una transición energética en donde haya acceso a una energía segura, asequible, sostenible y moderna por medio de la adopción de tecnologías limpias. Es así como resulta indispensable utilizar menos combustibles fósiles toda vez que las nuevas fuentes no convencionales de generación sumadas a la tecnología digital serán un factor novedoso y democratizador del sector energético.
Algunas cifras señalan que de toda la energía generada lo que se aprovecha es apenas el 31 % y la ineficiencia en el consumo de esta energía aprovechada es de alrededor del 67%, esta ineficiencia en el consumo le cuesta anualmente al país entre 6600 y 11000 millones (UPME, 2020), por lo cual, es necesario repensar y mirar alternativas energéticas que fomenten mejores prácticas en el corto plazo. Una de las principales alternativas es la “eficiencia energética”, que ha empezado a posicionarse en el último lustro en nuestro país, y que será determinante para alcanzar cotas optimas de desarrollo energético.
Sobre la eficiencia energética hay múltiples definiciones técnicas, pero sencillamente puede definirse como: “el uso eficiente de la energía “(Sánchez, 2014, pp. 1), y su importancia radica en que optimiza los procesos logísticos reduciendo los costos de producción y aumentando la rentabilidad de las empresas. Otras ventajas que brinda son la generación de nuevos mercados y la reducción de los Gases Efecto Invernadero (GEI). Para que la eficiencia energética sea un proceso óptimo y adecuado requiere de la digitalización, que en esencia es la masificación del uso de la aplicación de tecnologías de comunicación e información en los procesos y en la toma de decisiones. De ese modo, se requieren dispositivos de medición y recolección de datos como sensores, medidores inteligentes y transmisión de datos instantáneos que permitan a los usuarios, empresas y otros entes entender las condiciones que afectan su consumo energético.
Ante esta nueva necesidad de buscar fuentes alternativas de desarrollo y al identificar la eficiencia energética como una alternativa y un mecanismo elemental para alcanzar estos propósitos, desde el Estado colombiano se han venido implementando varios procesos regulatorios y normativos con el fin de promover el desarrollo de esta naciente industria que ayudará a reducir los costos asociados al inadecuado consumo de energía; también, a cumplir con lo pactado en el COP 25 en donde Colombia se comprometía a reducir en un 20% las emisiones de CO2 para el 2030 y alcanzar la meta de ahorro energético nacional de 9,05%. (Sostenibilidad Semana, 2019)
Uno de los primeros intentos, en este siglo, por parte del Estado Colombiano de modernizar el sector energético fue la ley 697 de 2001 que promovía el uso racional y eficiente de energía como un asunto social, de interés público y de conveniencia nacional. Sin embargo, pasó más de una década para que esta ley terminara de reglamentarse y de tener algún impacto en el país. Desde el 2014 hasta la actualidad, algunos instrumentos normativos como la ley 1715 de 2014, la CREC 030 y el PROURE han empezado a promocionar y dimensionar el alcance que puede tener la eficiencia energética en el país. Adicionalmente, es importante resaltar el Plan Energético Nacional 2020-2050 (PEN), una estrategia novedosa porque marca la pauta de cuáles son las estrategias, objetivos y los pilares que deben prevalecer en las próximas tres décadas para que la transformación energética sea determinante para el desarrollo sostenible.
Adicionalmente a las regulaciones emitidas por el Estado Colombiano, es necesario que se promueva y promocione la eficiencia energética en los sectores comerciales y empresariales ya sea mostrando los beneficios que genera en los costos de producción, en los procesos de eficiencia interna, como una herramienta de innovación empresarial, como una estrategia de mitigación del cambio climático, o por medio de introducción de estándares mínimos de eficiencia energética o el ofrecimiento de ciertos alivios tributarios. Sin duda, más allá del factor institucional, gubernamental y estatal, lograr incentivar a las empresas para que promuevan y apliquen procesos de eficiencia energética será el reto más elemental e imprescindible que habrá al ser un elemento central de cualquier economía.
Actualmente, según datos de la Cámara de Comercio (2020), en Bogotá 7 de cada 10 empresas tienen intenciones de empezar a trabajar en su proceso interno de transformación energética, lo cual dimensiona la oportunidad y el importante reto que se tiene en materia energética. De igual manera, es relevante resaltar que de estas empresas interesadas una parte importante son empresas nuevas que tienen una mayor conciencia ambiental y le apuestan a la innovación como estrategia de crecimiento y de desarrollo empresarial.